martes, 25 de febrero de 2014

Artículo de Jorge de Arco: Besos



Andalucía Información

Jorge de Arco
10/02/2014 10:35
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  Releyendo recientemente a Scott Fitzgerald, anoté una frase suya que me hizo reflexionar: “Crecer -afirmaba- es una cosa terriblemente difícil de hacer. Es mejor omitirlo e ir de una infancia a otra”. ¿Es algo así lo que intenta -o donde se instala- el escritor que concibe y alumbra una obra para niños? ¿Va de su infancia a la ajena a través del puente de su crecer, o evita cruzarlo, para mejor desenvolverse?
       Porque he vivido ya tal experiencia, me hago esas preguntas ante el libro que Vanesa Pérez-Sauquillo acaba de publicar en Alfaguara (Madrid, 2013), con el título “Cuentos con besos para las buenas noches”. Conocedor de la obra de esta madrileña del 78, cuya trayectoria poética se ha desarrollado con eco y éxito (accésit del “Adonáis”, premio de “Arte Joven” de la Comunidad de Madrid, premio “Antonio Carvajal”, premio “Ojo Crítico”…) estimo que pone aquí su pluma al servicio de los pequeños lectores por vez primera. Sólo tres de los dieciséis cuentos reunidos en este volumen, que ilustra con un generoso despliegue de arte y buen gusto Almudena Aparicio, están plasmados en versos; los demás, fluyen en una prosa jugosa y desenfadada.
       Decía George Sand que “el beso es una forma de diálogo”. Vanesa Pérez-Sauquillo no lo rehúye, ni vacila en dirigirse a sus lectores pidiéndoles respuestas: “¿Queréis saber entonces cómo se rompió la maldición?”… “¿Habéis oído hablar alguna vez de las lámparas maravillosas?”... “¿Sabéis que hizo nuestra oveja?”…
Y me atrevo a contestar en sus nombres: “Claro que sí”. Porque los niños quieren saberlo todo, y son capaces de descubrir incluso lo más oculto. Claro que, en este caso,la autora no se lo pone difícil. Un genio, un dragón, un rey, una bruja o un monstruo de mil caras, todos salen al encuentro del niño que lee, severos o sonrientes, como la bondadosa Rata vendedora de castañas.
     Hay en la bibliografía de Pérez-Sauquillo un poemario de 2006 titulado “Invención de gato”; lo recuerdo  al comprobar que uno de estos cuentos, “Aquí hay gato encerrado”, mete en danza no a uno, sino a dos de estos felinos, por los que la autora debe, sin duda, sentir simpatía. La acción, situada en “un pequeño pueblo de Inglaterra”, tiene como protagonistas a la señora Missy y al señor Marvel, dos solitarios con gata y gato, respectivamente, a los que sus peculiares (¿semimagos?) animales ponen en contacto y hacen que el relato deje en el aire un rastro futuro de amor, felicidad y compañía. El beso que la señora Missy, “bailando de alegría”, da a su gato, es el mismo que en todos estos cuentos se hace presente, de un modo u otro, cohesionándolos y armonizándolos.
     Aunque los besos que gozosos se esparcen por este centenar largo de páginas los destina su autora “para las buenas noches”, son igualmente válidos para amanecer con ellos en los labios y poder conjurar las asechanzas del día que comienza.

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